El accidente del vuelo de Azerbaijan Airlines, que dejó 38 muertos y numerosos heridos, sigue generando incertidumbre. La tragedia ocurrió mientras la aeronave intentaba maniobrar en una zona de alta tensión bélica, dejando interrogantes sobre las causas del siniestro y los últimos momentos de la tripulación.
El avión Embraer E190AR, con 67 personas a bordo, fue presuntamente alcanzado por un misil Pantsir-S1 lanzado desde Chechenia, lo que causó una explosión cerca del fuselaje. Aunque las autoridades rusas han señalado la posibilidad de un ataque con drones ucranianos, los daños observados en el estabilizador vertical apuntan a metralla, lo que refuerza la hipótesis del misil. Este incidente ocurre en medio de un clima de tensión bélica en la región, lo que dificulta el acceso a pruebas y genera especulaciones sobre lo sucedido.
![Resguardo de la cola del avión estrellado. Foto: Reuters](https://static.wixstatic.com/media/0b72fe_7cc9ca2c30ac4307b69158b3f41d53e9~mv2.png/v1/fill/w_980,h_599,al_c,q_90,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/0b72fe_7cc9ca2c30ac4307b69158b3f41d53e9~mv2.png)
El diálogo entre los pilotos y el control aéreo muestra la gravedad de la situación. A las 8:12, los pilotos reportaron fallas en el GPS, seguidas de un supuesto impacto de pájaro en la cabina. Las comunicaciones reflejan el intento desesperado por mantener el control del avión, incluso cuando informaron sobre un fallo en el sistema hidráulico y la alta presión en la cabina. A pesar de su esfuerzo por dirigir el avión hacia un lugar seguro, la aeronave desapareció del radar antes de estrellarse cerca del aeropuerto de Aktau.
Un video grabado por un pasajero capturó el caos a bordo: máscaras de oxígeno caían mientras los pasajeros rezaban o intentaban mantener la calma. El accidente dejó 38 muertos, y entre los 29 hospitalizados hay tres niños. Algunos testigos locales corrieron a socorrer a los heridos, quienes, según una residente, estaban “cubiertos de sangre” y suplicaban ayuda. La imagen de este desastre quedó marcada por historias como la de Hokume Aliyeva, una azafata que estaba en su último vuelo antes de cambiar de carrera.
La aerolínea inicialmente atribuyó el accidente a una colisión con aves, mientras que autoridades kazajas mencionaron la explosión de un "globo" a bordo, lo que añade confusión a las causas reales del accidente. Por otro lado, Kazajistán negó la participación de Rusia y Azerbaiyán en la investigación, priorizando una revisión independiente que incluye el análisis de las cajas negras y evidencias recuperadas.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, decretó un día de duelo nacional para honrar a las víctimas. Entre los sobrevivientes, 12 ya fueron repatriados a su país, mientras que otros permanecen hospitalizados. Este trágico accidente pone en evidencia los riesgos de operar en zonas de conflicto, donde los cielos se convierten en un escenario de peligro constante.
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