A solo una semana de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los candidatos Donald Trump y Kamala Harris intensifican su discurso sobre las graves consecuencias que cada uno considera que el otro representa para el país. Mientras el republicano señala a la "izquierda radical" y los inmigrantes como amenazas internas, Harris alerta sobre los peligros que Trump supone para la democracia estadounidense.
El reciente mitin de Trump en el Madison Square Garden reunió a más de 20 mil personas, quienes aplaudieron su retórica marcada por mensajes de venganza política, racismo y sentimientos antimigrantes. Durante el evento, Trump afirmó que el verdadero enemigo de la nación está dentro del país, aludiendo a la izquierda radical, y reiteró que su posible reelección sería una "liberación" de la supuesta invasión migrante. La violencia verbal se extendió a insultos hacia varios grupos étnicos y religiosos, además de ataques dirigidos específicamente a su rival demócrata.
Donald Trump camina al escenario durante el mitin en el Madison Square Garden. / Foto: Reuters, Carlos Barria
Entre los oradores del mitin estuvo Elon Musk, quien ha contribuido con más de 100 millones de dólares a la campaña de Trump, y Stephen Miller, conocido por sus políticas antimigrantes durante la administración del expresidente. Miller subrayó que solo Trump puede garantizar que "América sea para los americanos". Este mensaje económico antimigrante ha sido efectivo, y es una de las razones por las que el candidato republicano sigue empatado en las encuestas con Harris, a pesar de su historial de escándalos y delitos.
Por otro lado, la campaña de Kamala Harris enfrenta el desafío de convencer a los votantes de los beneficios de la recuperación económica alcanzada durante la gestión de Biden. Aunque la administración demócrata logró bajar el desempleo y posicionar la economía estadounidense como una de las más sólidas del mundo desarrollado, las encuestas muestran que muchos votantes no perciben una mejora directa en sus vidas. Según un sondeo de Politico/Morning Consult, menos de tres de cada diez ciudadanos consideran que las políticas económicas de Biden y Harris han impactado positivamente en sus comunidades.
La candidata demócrata encabezó un mitin ayer en la planta Hemlock Semiconductor. /Foto: Reuters
La estrategia de ambos candidatos se concentra en movilizar a sus bases en los estados clave que determinarán el resultado electoral. Estos estados, como Georgia, Pensilvania y Arizona, no solo concentran los esfuerzos de campaña, sino que también son potenciales focos de conflicto el día de la elección. Agencias de inteligencia han advertido que grupos extremistas podrían ejecutar actos violentos o de intimidación en estas zonas, lo que amenaza la integridad del proceso y la seguridad de los trabajadores electorales y voluntarios.
A la incertidumbre se suma la desconfianza de la población en el sistema político: una encuesta del New York Times y Siena College indicó que casi la mitad de los estadounidenses sienten que el sistema no representa sus intereses, y el 76% considera que la democracia está bajo amenaza. Con incidentes como la quema de depósitos de votos en Oregon y Washington, se refuerzan los temores de una elección tensa y posiblemente caótica, cuyos efectos podrían prolongarse hasta la toma de posesión en enero.
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