Después de 56 años Ernestina Godoy anuncia disculpa pública del Estado por los actos del 68 bajo el mandato de Díaz Ordaz.
En su primera conferencia matutina como presidenta de México, Claudia Sheinbaum abordó uno de los temas más sensibles de la historia del país, la masacre de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Durante la conferencia, la Consejera Jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy, anunció que el Estado Mexicano ha emitido un acuerdo en el que reconoce de manera oficial que los actos de represión perpetrados en 1968 fueron responsabilidad del entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz.
El acuerdo instruye a la Secretaría de Gobernación (SEGOB) a emitir disculpas públicas, en nombre del Estado Mexicano, tanto a los familiares de las víctimas como a los sobrevivientes de la tragedia. Asimismo, se reafirma el compromiso del Gobierno Federal de garantizar que atrocidades de esta naturaleza no se repitan. En ese sentido, se prohíbe el uso de las Fuerzas Armadas contra la población y se garantiza la protección de los derechos de las víctimas.
![Claudia Sheinbaum firmó el decreto para la publicación de la disculpa pública en el DOF. /Foto: Presidencia de la República](https://static.wixstatic.com/media/0b72fe_21cefc3d3a0449839bec91b423978654~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_551,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/0b72fe_21cefc3d3a0449839bec91b423978654~mv2.jpg)
Claudia Sheinbaum firmó el decreto para la publicación de la disculpa pública en el DOF. /Foto: Presidencia de la República
En su calidad de Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, Sheinbaum girará instrucciones formales para evitar que las fuerzas de seguridad del Estado ataquen al pueblo mexicano. Este compromiso, aseguró la presidenta, es un pilar de su administración y parte de la promesa de una transformación profunda de las estructuras gubernamentales.
Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y testigo de los eventos de 1968, intervino también durante la conferencia. Gómez recordó que el movimiento estudiantil de aquel año fue una lucha por las libertades democráticas frente a un régimen opresor que recurrió a la fuerza pública para reprimir violentamente a diversos sectores de la sociedad, incluyendo al magisterio, telefonistas y telegrafistas. Según Gómez, la versión oficial del gobierno de Díaz Ordaz calificó los sucesos como una provocación e incluso una conspiración, justificando así la represión.
Este reconocimiento político y la disculpa pública del Estado Mexicano buscan cerrar un capítulo doloroso de la historia del país, pero también establecer un precedente para que nunca más se utilicen las instituciones del Estado contra su propio pueblo.
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