El asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, en Nueva York, ha puesto nuevamente en el centro de atención el problema de las “armas fantasmas”. El sospechoso, Luigi Mangione, portaba una de estas armas no rastreables cuando fue detenido en Pennsylvania.
Las ‘armas fantasma’ están contribuyendo a un aumento de la violencia armada en EE UU/ Foto: Haven Daley, Agencia AP
Mangione, de 26 años, fue arrestado días después de presuntamente disparar contra Thompson frente a un hotel en Midtown Manhattan. Según las autoridades, el arma encontrada en su mochila, fabricada en una impresora 3D, carecía de número de serie y estaba equipada con un supresor. Aunque las pruebas balísticas determinarán si esta arma fue utilizada en el crimen, el caso subraya el creciente uso de estas armas en delitos violentos.
Las “armas fantasmas” se caracterizan por ser fabricadas de forma privada y no requerir verificación de antecedentes, lo que las hace atractivas para personas que no pueden adquirir armas legalmente. Aunque en 2022 se implementaron regulaciones para exigir números de serie y verificaciones, algunas armas siguen fabricándose con piezas impresas en 3D, un proceso que requiere mayor conocimiento técnico pero es cada vez más accesible.
A nivel nacional, más de 45,000 de estas armas han sido recuperadas en escenas del crimen entre 2016 y 2021. No obstante, las regulaciones recientes han mostrado impacto. Por ejemplo, Nueva Jersey y Washington han reportado caídas significativas en el número de “armas fantasmas” recuperadas tras la entrada en vigor de las normativas.
El caso también ha reavivado el debate legal sobre estas armas en Estados Unidos. Mientras los estados y la administración Biden buscan regularlas, un fallo clave de la Corte Suprema sobre este tema se espera para el próximo verano.
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