Multitudes en Siria celebraron la caída del gobierno de Bashar al-Assad tras una ofensiva rebelde que culminó con la toma de Damasco. El mandatario huyó a Rusia, dejando al país en un panorama incierto y con miles de desplazados.
La residencia de Bashar al-Assad fue invadida y saqueada por manifestantes tras la huida del mandatario, quien dejó el poder luego de más de dos décadas de mandato. También se reportó el incendio de la sala de recepción del palacio presidencial y de edificios relacionados con la seguridad, según informó la agencia AFP. Este colapso marca el fin de 50 años de gobierno de la familia al-Assad.
Celebraciones en Damasco por la caída del régimen de Al Assad/ Foto: AP Photo
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó que la ofensiva rebelde liderada por islamistas ha dejado 910 muertos, entre ellos 138 civiles, y desplazado a 370 mil personas. La violencia se intensificó desde el 27 de noviembre, cuando los grupos rebeldes iniciaron una rápida ofensiva que culminó con la toma de la capital.
Con la caída del gobierno, los rebeldes anunciaron la liberación de prisioneros detenidos injustamente y el inicio de una “nueva era para Siria”. Sin embargo, el país enfrenta una profunda incertidumbre, fragmentado en zonas de influencia y con intervenciones de potencias extranjeras como Rusia e Irán, que habían apoyado al régimen de al-Assad.
La huida de al-Assad a Moscú, junto con su familia, fue confirmada por agencias rusas, sellando el fin de su poder. La Embajada de México en Líbano emitió una alerta para connacionales en Siria, pidiendo extremar precauciones y mantenerse en contacto ante el nuevo escenario político y social que atraviesa el país.
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